jueves, 29 de abril de 2010

Crónica de una muerte anunciada
Por el Recolector

Todo empezó hace algunos años, recuerdo las tardes de domingos cuando mi padre y hermanos visitábamos un famoso mercado de pulgas ubicado en el norte de la ciudad; después de haber comido alguno de los platillos famosos del lugar y mientras mi padre buscaba algunas piezas y refacciones para reparar sus engrapadoras –pues el trabajaba en una factoría dedicada a la venta y reparación-, mi hermano y yo, hurgábamos en montones de artículos usados, libros, esculturas, revistas, artículos de oficina, herramientas y por supuesto juguetes; Conseguimos, en ese entonces los famosos "kid acero", figuras de acción de unos 30 cm de alto; recuerdo que los comprábamos incompletos y se los entregábamos a un familiar que trabajaba en cipsa (ahora mattel) y los canjeaba por nuevos, por lo cual llegamos a tener una gran colección; también las figuras ahora tan cotizadas de starwars fabricadas por lily ledy, tengo muy presente en especial un local donde encontrabas partes de los personajes y los armabas, de los cuales aun conservo algunos de ellos. Después fueron los "play mobil", las figuras del "planeta de los simios", "el exin castillo", "la pista gorda" y los "hot wheels", la "escalextric", los "coches chocones", el "vetiver", el "hombre elástico", los "macht box", los auto "majorette" o "gorky junior", etc.

Después, con el paso de los años, de muchos años diría yo, después de secundaria, prepa, de casamientos, nacimiento de nuevos miembros de la familia, de tristes decesos familiares, de buenas y malas noticias, de mundiales, olimpiadas, novias, ex-novias y finalmente hijos, pude acumular un gran cantidad de recuerdos o de objetos de colección o de obsesión. El ultimátum estaba puesto o te deshaces de lo innecesario o te vas. Bajo esta amenaza y sin darme cuenta, me encontraba con una bolsa negra, de esas tan grandes que cabria un cadáver, dispuesto a ser limpieza frente a algunas cuantas cajas llenas de afiches, libros, coleccionables, monedas, sellos postales, promocionales de (coca-cola, marinelas, sonrics, etc), revistas, periódicos, discos Lp, Cd, películas, Dvd`s, Vhs, etc.
Por su puesto todo tan valioso para mi.
En mis manos tenia algunas revista “fangoria”, unos cd´s viejos, unos 10 audio casettes, un album con stickers del mundial de Barcelona, un furby que no recuerdo como llego a mis pertenecías, los cuales separaba junto a las” pelis” en formato VHS, revistas viejas de “solo moto”, algunas tarjetas que sabritas regalaba, así como tres o cuatro camioncitos que canjeabas al comprar panecillos en “bimbo”.
Al menos de una bolsa estaba dispuesto a desechar, convencido y sin remordimientos la empece a llenar.
-Esto me puede servir, esto costara mucho en un par de años, esto si, esto no, etc.- Al darme cuenta de las docenas de objetos que tiraría, comencé a valorar la importancia de cada uno de ellos, regrese tantos que solo algunos quedaron en la bolsa, que tristemente tire.

Mire como se alejaba el carrito de la basura, la bolsa negra que sobresalía por la parte de arriba; sin darme cuenta con cada objeto que tiraba, una parte de mis recuerdos se iban también; de golpe me cayo la idea de que pasaría cuando ya no estuviera aquí (espero que no sea pronto), seguro que mi chica, con "gran remordimiento" (ja,ja) empacara mis cosas y las arrojara al camión de la basura, o en el mejor de los casos terminaran en algún tianguis de pulgas, empolvándose; ¿cual será el destino de tan apreciado tesoro?, tal vez mi hija en un acto de inteligencia o de compasión, le interese conservar lo que tantos años me costo. Consiente esto de esto, entre a casa y camine directo a contemplar mi apreciada colección de figuras de starwars lo que hizo que olvidara todo lo anterior. Mi compulsión como algunos le dicen, por conseguir nuevos coleccionables hace que deje de importarme su destino. El obtener el objeto raro, antiguo o de edición especial que me hacia falta, o que complementa mi colección y sobre todo el aumentarla; “como el radio National de 1967, aun funcionando que conseguí por solo 125 pesos, “una ganga” hace que no me importe el paradero de mis tesoros al final de mis días… Me deprimo solo de pensarlo, y para la depresión lo mejor es comprar, por lo tanto, dejo de escribir y voy directo a recoger la figura de aayla secura de starwars que encargue…