martes, 17 de agosto de 2010

“MAS VALE TARDE QUE NUNCA”

El 11 de febrero, pero de 1994 hace ya 16 años; Curiosamente el día de mi cumpleaños coincidió, aunque no en el día exacto, pero sí en el fin de semana, pues mientras yo festejaba mi cumple, con mis cuates en Morelos; En la capirucha, para ser mas exactos, en un antro llamado “El Antro” que se situaba al sur de la ciudad, en Huipulco, Tlalpan, se presentaba el primer número de “La Mosca en la Pared”, Según la reseña, hubo más de quinientos invitados y seis bandas, (Oveja Negra, Guillotina, Mística, Limbo Zamba y Los Pechos Privilegiados).

Hoy La Mosca la se puede encontrar en internet, aunque esta muy lejos, de llegar a ser tan buena como la publicación original….

lunes, 9 de agosto de 2010

"EL HOTEL DE LOS CORAZONES ROTOS"

Hoy me di a la tarea de sacar algunas cosas inútiles y venderlas pues tengo poco espacio y muchos cachibaches; además podría obtener algunas ganancias y con estas llevar mi bicicleta al taller que mucha falta le hace. Encontré juguetes viejos, aparatos electrónicos, recortes de periódico y algunos audiocasetes. Entre otras cosas saque libros viejos muy a mi pesar, pues si de algo estoy orgulloso es de mi colección de libros; me deshice de varios en muy malas condiciones y otros temáticos ya pasados, inclusive encontré libros de la prepa…!Hace tanto tiempo¡

Algo que me llamo la atención, en una caja plástica de color rojo había revistas con títulos tan eclécticos como: Metal Hammer, Solo Bici, Complot, Circulo Mixup, Hombre Saludable, algunos fanzines de la tienda de discos “ZORBA”, que normalmente regalaban en la compra de algún CD, etc. Entre ellas se asoma una en especial, traía en la portada a Saúl Hernández de “Caifanes”, la tome entre las manos, leí a fecha “marzo de 1994” era el primer fascículo de la excelente y ahora desaparecida revista “La Mosca en la Pared” comencé a buscar entre la caja y logre contar cerca de 80 fascículos.


–me pregunto si hay mercado para venderlas, ¿alguien las comprara?-

Siempre me he considero un melómano (aficionado, talvez) por lo que la mosca fue de gran ayuda en mis gustos musicales, además de leer reseñas acerca de viejas y nuevas bandas; también podías leer notas relacionadas con la cultura popular “la contracultura”, termino que se acuño en ese entonces para calificar todas las propuestas culturales subterráneas, no muy bien vistas por el grueso de la sociedad de esos tiempos.

Esta etapa fue muy especial, leí el trabajo de periodistas y escritores muy buenos como: José Agustín, que ya le conocía del “El Universal”, ahora con reseñas extraordinarias, además de dos libros muy buenos de esa época “La Contracultura en México “ y “El Hotel de los Corazones Solitarios”, Hugo García Michel y su critica acida y oportuna, Cesar Benítez, Sergio Monsalvo, Armando Vega Gil, Naief Yehya, las excelentes ilustraciones de Mange, la novel Patricia Peñaloza, (quien conocí personalmente cuando trabajábamos en el IPN) y muchos etc. más.
Descubrí las notas bizarras e industriales de “Atari teenage Riot”, el sonido alternativo “Candle Box”, el gran “I mother earth” y su exquisito rock-progresivo, los acordes metaleros de “Dream Theater” y claro cientos de reseñas de bandas ahora consagradas (James, Pearl Jam, Nirvana, Seven Mary 3, 311, Bush, Garbage, Soungarden, los Peppers, Mother love bone, etc)…

Tuve la fortuna de leer la reseña, luego comprar el disco, escucharlo y analizarlo, claro cuando aún las descargas vía internet no eran populares, y el formato mp3, no estaba muy bien visto. Era todo un placer tener el disco en tus manos, destaparlo con sumo cuidado, olerlo, leer el booklet y claro escucharlo…

Era casi un ritual, escuchar el o los discos recién comprados y darle una hojeada a las páginas de la revista más moscosa de la década de los 90`s. La mosca en la pared, la comencé a comprar bajo el concejo y aprobación de una amiga de la escuela, con quien compartía gustos musicales.
Con un diseño bastante criticable por lo menos los diez primeros fascículos, la cual se fue mejorando paulatinamente, hasta llegar a un diseño innovador; La mosca fue en ese tiempo revolucionaria, irónica y rocanrolera por excelencia, principalmente para quienes vivimos en la capirucha, pues fue una fortuna que la presentación moscosa se haya realizado en un antro muy cerca de casa, en donde conocí decenas de Bandas nacionales y extranjeras, aun no muy conocidas en México “EL ANTRO” pero esa es otra historia.

Mi pregunta: ¿alguien compraría revistas usadas de “La Mosca”?, no lo se, probablemente si; lo interesante es preguntarme si yo las vendería, tal ves el valor ahora no sea mucho, tal ves solo las pueda regalar al ropavejero; pero al hacerlo, vendería gran parte de mi vida, anécdotas, recuerdos, conciertos, lugares y personas se irían con estas. Y esto no creo hacerlo en un buen rato; pues releerlas siempre es gratificante, recordar viejos tiempos y compararlos con el ahora, reconocer el trabajo de las bandas, conocer la evolución de unas y la desaparición de otras siempre es interesante.

Ahora sigo escribiendo y escribiendo mis comentarios, opiniones y preguntas dirigidas al buzón de “Mamá Mosca” sabiendo que nunca tendré respuesta. El placer de escuchar algún disco de mi colección, comprado gracias a los concejos de la revista; es gratificante.

Finalmente termine de limpiar el lugar que nunca estará limpio y que nunca me cansare de ordenar una y otra vez, pues cada que lo hago encuentro (o reencuentro), alguno de mis tesoros y recuerdos…

Recuerdos que son parte de mi vida. Como en alguna ocasión me dijo mi buen amigo “Felipe”, después de haber pasado un fin de semana de locura.

-si lo estamos contando ya la libramos, seguimos vivos-…

Y cierto después de muchas experiencias buenas y malas sigo contando mis historias, y espero que alguien más las siga escuchando…